Random thoughts

Sometimes its the sound of the waves that wakes me in the middle of the night. I have to run and open the window just to let reality slap me in the face and put me back to sleep. Linguering in the fantasy that the beach is close and the waves' sound can simply reach me in the quiet of the night would simply be to painful. The rolling sound of the endlessly flowing traffic, the distant sirens rushing to some random destination in this monster of a city, is usually enough to get me back into bed, and sleep through the rest of the night.

Observaciones de arena fina

Pasea por encima de un plástico que las olas han arrastrado hasta la orilla. Un globo de feria que seguro arranco una sonrisa a algún chiquillo y le enseño por primera vez cómo es el dolor de la pérdida... Se esfumó en el cielo, sonriente, la mano en alto como una mofa mientras el niño se atragantaba con las lágrimas, mirando incrédulo como el viento, se lo llevaba cada vez más lejos.
Hasta que desapareció. Convertido en un puntito tímido e irreconocible y en un lamento, un llanto y una pérdida que pronto fue enterrada por otra distracción pasajera.
Las corrientes atmosféricas, la presión, el viento, el tiempo y el calor se encargaron del resto. Un muerte entre las nubes. A medio día. El gas inflando las tripas del animal muerto.... Lampiel cede al fin e irremediablemente car... Lejos, lejísimos. Al otro azul. Dofe viento y mareas, corrientes y oleaje trillan los despojos arrancándoles el brillo y esparciendo partículas de oro y plata falsa entre la sal el yodo y la arena.
Ahora alguien pasea por encima de un plástico que las olas han arrastrado hasta la orilla. Se sienta en su toalla, sin prestarle atención y observa. Un nino cava con su pala en la arena. Hace diques de contención para frenar las incesantes olas. Otro niño se deja arrastrar por su padre, montando en un pedazo de corcho azul. Unas niñas coquetéan con una cámara, jugando a ser personajes de esos que ven en
Las revistas. Un joven que pasea por la orilla se para y recoge el plástico. Lleva otros cadáveres de plástico en la mano. Sigue andando y se aleja.

Apagar

Necesito encontrar eso espacios donde el silencio y la tranquilidad hacen desaparecer el mundo y a sus habitantes. Apagar este continuo bombardeo de incongruencias que llamamos sociedad.

La tierra...

Madre.
Será el mar que me arranca de aquí.
Su voz.
Siempre blanca y azul en celo.
Llamándome a alejarme del suelo.
La tierra.
Secándose a la lenta muerte del astro rey.
Vive. Vivo.
Miro en silencio.
Y voy. Paso a paso.
Lento.
A caer de nuevo en sus brazos.

Levantó la corona

Con mano firme.

Miró hacia el vacío que se abría a sus pies guardó silencio.
Un silencio denso. Largo.

Sólo se movía el aire que golpeaba las paredes, removía las pocas nubes, y le enredaba el pelo.

Se dejó caer, con los ojos abiertos. Fijados en el azul.

Se sumía cada vez más en la sombra.

Soltó la corona y cerró los ojos.

Saliendo del laberinto

IGUAL QUE AHORA

Otra vez perdido en la inmesidad del negro silencio. Noche cruel que me arranca el sueño y me hace recordar que debo mirar a lo más profundo de mi inerte alma y reflotar el ardor por vivir y luchar y triumfar a cada paso. De combatir el miedo con feroz plante, y demostrar que puedes... queriendo... cambiar el mundo de un chillido. Hacer callar a aquellos que no escuchan. Y proponer, simplemente una hora de silencio...

Igual que ahora.

Silencio.

Una oscuridad silenciosa

Cuando se apaga el sonido y se funde la luz, queda sólo el corazón latiendo en una oscuridad silenciosa, en la que nada vuelve a ser recordado y todo es sentido desde una distancia extraña, en la que el alma calla.