Madre.
Será el mar que me arranca de aquí.
Su voz.
Siempre blanca y azul en celo.
Llamándome a alejarme del suelo.
La tierra.
Secándose a la lenta muerte del astro rey.
Vive. Vivo.
Miro en silencio.
Y voy. Paso a paso.
Lento.
A caer de nuevo en sus brazos.

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