domingo, 5 de septiembre de 2010

Levantó la corona

Con mano firme.

Miró hacia el vacío que se abría a sus pies guardó silencio.
Un silencio denso. Largo.

Sólo se movía el aire que golpeaba las paredes, removía las pocas nubes, y le enredaba el pelo.

Se dejó caer, con los ojos abiertos. Fijados en el azul.

Se sumía cada vez más en la sombra.

Soltó la corona y cerró los ojos.

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